Por Zamira Blas
Con su cabello corto y rosado y esa sonrisa que le caracteriza, Megan Rapinoe, la capitana de la Selección Femenil Estadounidense de Futbol, se ha convertido en una poderosa figura de la igualdad y la no discriminación y ha comenzado a pintar un futuro diferente para la próxima generación de mujeres deportistas.
Hace poco, Megan comenzó a tomar mayor notoriedad tanto por su espectacular carrera deportiva como por sus potentes mensajes de “rebeldía”, igualdad y empoderamiento que no pierde oportunidad para pronunciar, así como las exigencias de respeto e igualdad salarial a la FIFA.
Primero aseguró que no iría a la “puta” Casa Blanca, a lo que el presidente estadounidense, Donald Trump arremetió diciendo que primero debería ganar algo y ella contestó con una gran participación de su equipo en el Mundial de Futbol Femenil y alzando los brazos tras coronarse campeona, selló con broche de oro.
Mientras sus fotografías en el metro de Nueva York fueron vandalizadas con frases anti-LGBT, ella llegó a la ciudad entre vítores y una lluvia de papelitos azul, blanco y rojo y sí, lo volvió a hacer, destacó lo “fuerte, tan duro, tiene tal sentido del humor, es tan fantástico” de la selección femenil.
“Tenemos el cabello rosa y violeta. Tenemos tatuajes, rastas. Hay chicas blancas y chicas negras, y todo en el medio. Chicas heterosexuales y gays”, pronunció.
Desde que Rapinoe tomó fuerza en escena, millones de niñas pueden soñar más que nunca en hacer una carrera deportiva pues con su activismo, muy probablemente, a ellas les espera un futuro diferente, más esperanzador.
¿Cuántas niñas estarán haciendo su ya clásica pose de festejo?